Te rodeé el cuerpo con los brazos y apreté con fuerza. Como si nunca hubieses existido, pensé con desesperación. ¡Cómo había sido capaz de hacer una afirmación tan estúpida y tan absurda! Podías haber robado mis fotos y haberte llevado tus regalos, pero aun así, nunca podrías devolver las cosas al mismo lugar donde habían estado antes de que me conocieras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario