Ella, al verse ante él, no pudo resistirse y comenzó a recordar esas primeras miradas que esperó tanto tiempo. Recordó esa primera tarde junto a él, en la que comprendió que sin él no sería feliz. Recordó todos esos fines de semana donde su principal preocupación era que él estuviese a gusto, bien, feliz. Recordó todo lo que tenia en una maleta donde ponía NO ABRIR, pero ella siempre hacia lo que quería y la abrió. Comprendió que no podría permitirse perderlo dos veces. Estuvo a punto de llorar, pero aguanto todo lo que pudo, solo para que él no la viese llorar. Antes de cruzar esa barrera que les iba a separar físicamente, él le dijo algo que la dejó boquiabierta "Estamos juntos, ¿vale? ”. Ella no sabía si había entendido mal, si lo había soñado, si era real esa frase… No sabía lo que había hecho para hacerle cambiar así de opinión, solamente sabía que le gustaba tener OTRA VEZ la sensación de formar parte de su mundo. Se iba a acabar eso de pensar cosas que no lo son. Se acabaría todo eso de tener que hacer que él se agobiase, preocupase, o incluso cansarse. Él había logrado hacerla sonreír, había conseguido que ella volviese a sentir felicidad por el simple hecho de que él estaba a su lado. Podía decirle todo lo que sentía, pero el miedo a que el se marchase y no volviese jamás se apoderaba de ella. Él se había ido muchas veces, pero ella solo había tenido ese temor a que no volviese dos veces. La primera vez que se vieron, y ésta. Había pensado muchas maneras de despedirse, dos besos, un adiós y ya está, pero… jamás imaginaría que él quisiese darle un beso y decirle un TE AMO. ¿Realmente lo decía enserio? ¿Decía lo que sentía o simplemente decía lo que ella quería oír? Sí, ella reconocía que necesitaba oír esas dos palabras juntas de la boca del muchacho, pero también reconocía que no quería escucharlas, si no eran sinceras. ¿Qué estaba pasando? ¿Realmente era amor lo que él volvía a sentir, o todo era un engaño? No sabía como actuar, y al verle cruzar para ir al andén donde el tren le esperaba, ella se echó a llorar, sabiendo que él no la veía. Lloraba no sabia si de pena o de alegría, pero lloraba. Podía ser de pena, de pena porque él se había marchado una vez más, o de alegría, por haber oído esa frase. Ese fin de semana, habían pasado muchas cosas, buenas y malas, pero ¿habían ganado las buenas, o solo parecía una victoria que no había sido ganada? En tal caso ella tenía una cosa MUY clara: IBA A LUCHAR POR LO QUE QUERIA, Y SÍ, LE QUERIA A ÉL. Es más, le amaba hasta el punto de darlo todo por él,todo..