15 de febrero de 2011

nuestroscuerpos


Nos buscamos tantas veces, en secreto, ocultándonos de nosotros mismos, de nuestros sentimientos… Hasta que nos encontramos en un callejón sin salida, en una trampa del destino, sin escape. Tú y yo coincidimos en el mismo espacio, en la misma soledad, en el mismo tiempo. Nuestros ojos se encuentran y se miran, se presienten, se desean, nuestras manos se acarician y se besan, se desnudan, mi mejilla y la nariz tuya se respiran y se acuestan, se olfatean, mi piel y tus dientes se mastican y se gustan, se babean, nuestros órganos se confunden y se acoplan, se disgregan, nuestros besos se repelen y se enervan, se apetecen, nuestros latidos se perforan y se incrustan, se acribillan, se remachan y se injertan, se atornillan, mis dedos y tu pelo se desmayan y reviven, resplandecen, mi olor y tu sueño se contemplan y se inflaman, se enloquecen. Nuestros cuerpos quedan allí, perpetuados, agotados, vinculados para siempre, consumidos, macilentos, desfallecidos, extenuados de tanto amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario