14 de marzo de 2011

éltienealgo


Es la sensación de quererle más y más a cada segundo. La locura de querer besarle y no poder. La cordura de tenerle cerca y no respirar. La agonía cuando está lejos. La tristeza cuando es hora de marchar. La alegría cuando le veo pasar. Es todo lo que siento cuando me mira. Cuando no hay nadie más. Es la certeza de saber que le quiero, de una manera especial, a mi manera. La forma que tiene de hacerse de rogar. Es malísimo, solo lo consigue cuando no le veo. ¡Oh lo mal que miente! Si le conocierais sabríais por qué lo digo, es el peor mentiroso que te puedas imaginar. No sabe decirme que no me quiere sin reírse, sin mirar hacia otro lado para no verme los ojos. Pero a mi me encanta que no pueda hacerlo. O cuando pone esa cara... sugerente. Parece un niño. Pero lo mejor es cuando se pone celoso, es la persona mas encantadora del mundo, cuando en realidad es un borde irremediado, un indignado de la vida... pero debe de ser el tono de voz tan agudo que pone cuando dice "Con que ese ehhh" y el rintintín con el que lo dice, pero el caso, es que me encanta.

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