4 de julio de 2011

¡Qué alegría más tonta!

Porque quizá un abrazo o un beso en el momento más oportuno se convierte en el desencadenante del resto de tu vida, porque quizá esa milésima de segundo que notas que esa otra persona es para ti sola, te invade esa sensación que es un mezcla entre alegría y pánico. Porque quizá seas tan ignorante como para no darte cuenta de que esa persona que has tenido toda la vida a tu lado, es lo que provoca que esa sensación corra por tus venas, porque quizá una sonrisa en un momento en el que está prohibido sea capaz de hacerte enloquecer, o una mirada transmita tanto que es absolutamente incapaz de ser borrada, porque quizá un paseo a lo largo de la calle más cutre de toda la ciudad, mientras el cielo llora, se puede convertir en un viaje al País de Nunca Jamás, porque quizá la alegría, sea el bien más preciado de este mundo, sea aquello que nos motiva a seguir viviendo, aquello que consigue sacarte una sonrisa en un mar de lágrimas, pero desde luego lo que nunca me había parado a pensar es que algún día tú serías el culpable de esa alegría tan tonta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario