Recuerda algunos momentos pasados en aquel coche. La música del radiocassette. El calor de la noche. Los asientos incómodos que siempre chirrían. Los pies en el salpicadero. Los cristales empañados. El sabor del sexo, único, espléndido, irrepetible. Más tarde, esas mismas ventanillas bajadas para coger un poco de aire. Un hilo de humo que sale. Sonrisas en la penumbra
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